Vaya veranito

Definitivamente, este no ha sido un buen verano… de hecho, estoy deseando que termine ya…

El mes de julio fue para olvidar, mientras que agosto fue un poco mejor (más que nada por las vacaciones). Y ahora llega septiembre y… empezamos bien: Jaime y yo lo hemos dejado, aunque era algo que se veía venir. Llevábamos un tiempo que discutíamos por cualquier tontería y, poco a poco notaba que la “chispa” que teníamos antes, se estaba apagando. Sabía desde el principio que la nuestra no era una relación “normal” de pareja (y no por la diferencia de edad), pero teniendo en cuenta los 7 años que nos separan, a veces se puede convertir en un obstáculo, ¿no creéis?

Una de nuestras últimas discusiones fue por la beca Erasmus que le han concedido para ir a estudiar a Alemania este curso. Y no, no penséis mal: no era yo quien no quería que fuese; al revés: la tarde que me dijo que lo había estado pensando y que había decidido no irse para quedarse conmigo, se me cayó el alma a los pies… ¿Cómo iba yo a permitir que dejase pasar esa oportunidad? Intenté hacerle ver que estaba equivocado, que iba a ser una experiencia única para él y que no podía desaprovecharla por mí, pero no había forma de hacerle entrar en razón… Por suerte lo estuvo meditando después y decidió no renunciar a la beca.


Así que nada… aquí me tenéis: pasando por la “depre” post-vacacional, de vuelta ya al curro, y con el “cuore” un poco tocado (uff, la verdad es que pensaba que lo llevaría mejor…)

Me voy a dormir, y mañana será otro día…