viernes, 26 de marzo de 2010

Viernes con sorpresa

Últimamente tengo un poco abandonado el blog…
El motivo de ello es simple: no me ha pasado nada interesante en estos días, por lo que poco tenía que contar… hasta hoy…

Esta mañana en el curro, la chica de recepción me ha llamado para que bajara, diciendo que había un mensajero que traía una cosa para mí. La verdad es que me ha sorprendido un poco, puesto que no esperaba ningún paquete ni mucho menos que me enviasen algo a la dirección de la oficina, así que estaba un poco intrigada.
Pero ya mi sorpresa ha sido mayúscula al comprobar que se trataba de ¡¡un enorme ramo de flores!!
Al principio he pensado que se habían equivocado, pero al leer la tarjeta no había duda: mi nombre y mi apellido estaba en ella. Nada más… ningún dato del remitente…
“Vamos a ver, Julia: hoy no es tu cumpleaños, ni tu santo… tampoco es ninguna fecha especial… ¿Se puede saber a qué vienen estas flores?¿Quién me las envía?”

Después de pasarme toda la mañana pensando, he llegado a la conclusión de que solo podía ser cosa de Jaime, así que le he llamado… Sin embargo, éste me ha jurado y perjurado que no había sido él… Es más, creo que se ha quedado un poco mosca con el asunto, y hace media hora me ha llamado para saber si ya conocía la identidad de mí supuesto admirador…

Estoy intrigadísima… aunque pensándolo bien y con un poco de lógica, seguramente se trate del detalle de algún cliente de la empresa… ¿O tendré algún “admirador secreto” escondido por ahí? Va, no creo… Si averiguo algo más, ya os cuento…

¡¡Buen finde!!

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Instinto maternal?

Esta mañana me he encontrado con una antigua amiga del instituto. Hacía cosa de unos 12 o 13 años que no nos veíamos, y me ha sorprendido mucho nuestro encuentro…
No, no es que hubiera cambiado mucho físicamente (bueno, todos nos hacemos mayores…), sino que mi sorpresa ha sido ver que iba acompañada de un pequeñajo que no tendría más de 4 años, y de un carrito de bebé, con niña incorporada de unos 6 meses, y que han resultado ser ¡sus hijos!

Hemos estado hablando cosa de 10 minutos, pero he vuelto a casa en estado de shock… ¡no podía dejar de imaginarme a mi misma cargada con dos churumbeles! Uff, qué responsabilidad…


Definitivamente (y con casi 30 años) pienso que no estoy preparada para ser madre… de hecho, creo que nunca lo estaré…