miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sorpresa

Esta semana voy un poco liadilla con el curro, por lo que mi post de hoy será un poco más breve. Solamente destacar 2 cositas:

El miércoles pasado había quedado con Jaime para tomar algo y, aunque al principio le noté un poco cortado, pronto pasó a ser el chico que había conocido la noche de Halloween. Le pregunté por su amigo César y me dijo que estaba mejor pero que seguía con el yeso. Después me estuvo comentado cosas de la facultad, de su familia, de su ex (la muy @]#*!# le puso los cuernos con un “niño de papá”, con BMW descapotable incluido), y la verdad es que la tarde se me pasó volando. Cuando quise darme cuenta, era hora de marcharme pero, antes de despedirnos, me invitó a ir este sábado a verle a un partido de futbol sala. No le prometí nada aunque le dije que intentaría hacer por estar (lo intentaré, de verdad… palabra de “scout”).

En cuanto al 2º tema… “HDMV” ha dado señales!!! Bueno, no exactamente… os cuento: este finde mi amiga Sara (la que se casó) me invitó a su casa para ver las fotos del viaje de novios, y en eso estábamos cuando llegó su recién estrenado marido. Se unió a la conversación y, mientras charlábamos de lo acontecido el día del enlace, me soltó: “Oye Julia, cuidado con lo que haces con mis amigos casados” (Gluppp – trago saliva). “No sé por qué dices eso, Pedro” (cara de fingida inocencia). “Sí, sí, hazte la despistada ahora, que bien dice mi amigo Óscar (=HDMV) que le pareciste una chica encantadora, además de guapa...”
Ni qué decir que no pegué ojo en toda la noche.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Lunes... puufff!!!

Odio los lunes… encima hoy teníamos reunión a 1ª hora y, para variar, me he dormido… He llegado tarde 15 minutos (la mirada asesina que me ha dedicado mi jefe posiblemente se traduzca en otro de los “fantásticos” cursillos que nos regala mi empresa, donde te envían al quinto pino y apenas tienes tiempo de dar una vuelta a la manzana - al hotel, claro -) y me ha tocado sentarme junto al capullo de Luis. “A saber qué estarías haciendo anoche para que hoy se te pegaran las sábanas…” me pregunta burlón, en voz alta. Las risas del grupo de Neandertales con el que trabajo, no se hacen esperar (es lo que tiene currar en una oficina en donde la mayoría son hombres).
El resto de la mañana me la paso entre papeles y el teléfono, como en media hora un insípido sándwich de pollo, seguido de un “espumoso” café de máquina, y regreso a mi montaña de documentos, apurando el tiempo que me queda antes de las citas que tengo concertadas para hoy.
Para mi sorpresa termino más pronto de lo que pensaba, por lo que decido pasarme por el gimnasio. Un consejo chicos/as: calentad siempre antes de hacer ejercicio. El resultado de no hacerlo puede ser un tobillo torcido, como me ha pasado a mi…

Mejor no haberme levantado hoy de la cama, ¿no creéis?


Ah, por cierto: la semana pasada llamé a Jaime y quedamos para el viernes; sin embargo, a última hora tuvo que irse al pueblo con sus padres, por lo que hemos pospuesto la cita para este miércoles. He quedado con él, después del trabajo, para tomarnos algo en un bar cerca de su facultad. ¡Espero no llegar tarde!

martes, 10 de noviembre de 2009

Noche de Halloween (continuación)

El piso de Jaime era pequeño, pero para tratarse del apartamento de 2 chicos (me comentó que lo compartía con un amigo llamado César, que también estudiaba ADE), estaba bastante bien…y ordenado...
Fuimos a su habitación, puso algo de música lenta (Dios mío, si todavía quedan románticos en el mundo!! Aquel chico era una joya!) y empezó a besarme en el cuello. La cosa iba subiendo de tono, pero cuando ya estábamos medio desvestidos, sonó el móvil de Jaime. No sé por qué pero tuve un mal presentimiento, y la cara de él me lo acabó de confirmar: César, su amigo, había tenido un accidente con la moto y llamaban del hospital para comunicárselo. Al parecer no era grave (había sido su propio compañero el que había facilitado el teléfono de Jaime), pero viendo lo nervioso que estaba, me ofrecí a llevarle en mi coche.
Llegamos al centro hospitalario y la chica del mostrador nos dijo que nos llamarían nada más pudiésemos pasar a verle. Nos sentamos en la sala y estuvimos unos 20 minutos hasta que nos avisaron por megafonía y pudimos entrar a la zona de “boxes”.
César estaba en una camilla, con el brazo enyesado y algunas magulladuras en la cara, pero parecía que estaba bien. El médico nos dijo que había tenido suerte, ya que al no ir a una velocidad excesiva (el accidente ocurrió en zona urbana) y llevar el casco puesto, no tenía heridas de consideración, tan solo un brazo roto y unos cuantos moratones. No era necesario que estuviese en observación así que le iban a dar el alta.
De regreso al apartamento de Jaime, su amigo nos contó que se le había cruzado un perro y que, al intentar esquivarlo, se fue contra una especie de seto. Una pareja que lo había visto todo, fue quien llamó a una ambulancia.
Preparé un poco de tila y, como ya estaba a punto de amanecer, le comenté a Jaime que me tenía que ir. Me dijo que era una pena que se hubiese estropeado la noche y que le hubiese encantado poder desayunar conmigo. Sonreí y le respondí que lo que debía hacer ahora era cuidar de su amigo y descansar un poco.
Nos despedimos con un beso y antes de salir por la puerta, me pidió mi teléfono. No recuerdo qué tonta excusa puse, así que me lo dio él a mi.

Ha pasado una semana de todo aquello y creo que mañana le llamaré…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Noche de Halloween

Llevaba ya algún tiempo un poco desanimada por una serie de cosas que me han ocurrido últimamente, por lo que cuando mi amiga Claudia me animó a que saliera de fiesta con ella, no es que me lo pensara mucho (sobretodo cuando la opción B era pasarme la noche de Halloween viendo una peli - de miedo, como no - y devorando gusanitos - uno de mis otros vicios, junto con el chocolate -).
Nuestra idea era cenar en algún sitio y después ir a una zona de pubs donde suele haber bastante ambiente los "finde". Sin embargo, Claudia decidió que, después de cenar, fuéramos a otra zona de marcha donde va gente más joven (universitarios en su mayoría), a la caza y captura de algún "yogurín". Resultado: a eso de la 1 de la mañana, y previa ingesta de unos cuantos cubatas y chupitos, ya había un grupito de chicos pululando a nuestro alrededor. Uno de ellos se llamaba Jaime y no sé si fue su sonrisa o el hecho de que me recordase a alguien (no sabía a quien...), lo que hizo que nos pasáramos las siguientes 2 horas hablando sin parar. Bueno, en realidad el que más hablaba era él ya que yo prefería escuchar.
Me contó que tenía 22 años, que estudiaba ADE, que tenía un trabajo a tiempo parcial para costearse sus gastos, que en su tiempo libre jugaba al fútbol-sala, que tenía un perro llamado "Don Pin-pón" (me hizo gracia el nombre, ya que yo era "fan" de "Barrio Sésamo"!), y que hacía 3 meses que había dejado una relación con una chica con la que estuvo desde los 19.
Jaime hablaba por los codos y hubo un momento en el que dejó de hacerlo, me miró a los ojos y me dijo que se moría de ganas de besarme. A mi también me apetecía, así que simplemente le respondí :"Y, ¿a qué esperas?".

Media hora más tarde, estábamos en su piso de estudiante...
(Continuará)